Este es un ejemplo del náhuatl que encontramos en el Internet:
Ahora, si sacamos estas palabras que terminan en —tli, ¿qué es lo que tienen de especial?:
itscuintli: perro
mistli: puma
mistontli: gato
mototli: perro (pradera)
osomatli: mono
sijtli: liebre
tochtli: conejo
tzinacantli: murciélago
kuautli: águila
Verdad que no se les encuentra nada en especial. Eso significa que el investigador les agregó la "i" al azar.
Ahora, nosotros, fuera del investigador, separemos estas palabras y agreguémoles una "i" al final, y formemos el plural a ver que sucede:
axolotl: ajolote
koyotl: coyote
mayatl: mayate
moyotl: mosquito
oselotl: ocelote
papalotl: mariposa
pinakatl: pinacate
tekolotl: tecolote
tlaconetl: talconete
tsopilotl: zopilote
uexolotl: guajolote
axolotli: ajolote
koyotli: coyote
mayatli: mayate
moyotli: mosquito
oselotli: ocelote
papalotli: mariposa
pinakatli: pinacate
tekolotli: tecolote
tlaconetli: talconete
tsopilotli: zopilote
uexolotli: guajolote
Debemos recordar que aquí estamos tratando con las palabras que encontramos en el Internet. Los sonidos y la formación de nuestras nuevas palabras las analizaremos en nuestra próxima publicación.
Aquí vemos que las palabras en el cuadrito rojo se han convertido en agudas (acento en la última sílaba). Ya que esta es una forma arcaica de formación del plural, debemos evitarla.
Al pasar el tiempo nos daremos cuenta si es necesario crear una página analizando el plural más a fondo. Por el momento continuaremos así, solo con esto.
Debemos recordar también que hay otro tipo de sustantivos que terminan en —li, los cuales analizaremos en otra publicación.
He aquí una pequeña historia de lo que sucedió con el latín y nuestro castellano
Hace más o menos 2,000 años, surgió por ahí un pequeño grupo de gente que se llamaron "romanos". Tenían un lenguaje que todas sus palabras eran graves, o sea, todas tenían la fuerza de voz, énfasis o acento prosódico en la penúltima sílaba; además de que todas las palabras terminaban en —um.
Una vez, 500 años más tarde, una pequeña rama salida de este grupo se cansó de pronunciar en todas sus palabras dicho "um", y decidió deshacerse de éste para poder acortar un poco el lenguaje, y así poder comunicarse con más rapidez. Todos estuvieron de acuerdo en terminar todas las palabras en "o"; pero eso sí, debían tener cuidado de no cambiar el acento a las palabras porque si no se meterían en problemas. "Imagínense si le cambiamos el acento por ejemplo a la palabra 'futúrum' y se lo ponemos en la última sílaba —dijo uno de ellos—. Entonces nuestra nueva palabra sería 'futuró'. Ni mencionar si se lo ponemos en la antepenúltima sílaba —continuó—. Entonces sería 'fúturo'. Así es que debemos tener mucho cuidado al haber decidido este asunto", concluyó.
Empezaron con unos carbones a hacer garabatos en un pedazo de papel de papiro, y este fue el resultado:
Pongamos a un lado a nuestros queridos romanos, y apliquemos la misma historia a nuestros antepasados, los aztecas...
Hace más o menos 1,500 años, surgió por ahí un pequeño grupo de gente que se autollamaba "azteca". "Porque nuestros ancestros llegaron de 'Aztlán' ", decían. Tenían un lenguaje que todas sus palabras eran graves, o sea, todas tenían la fuerza de voz, énfasis o acento prosódico en la penúltima sílaba; además de que todas las palabras terminaban en —tli.
Una vez, 500 años más tarde, una pequeña rama salida de este grupo se cansó de pronunciar en todas sus palabras dicho "tli", y decidió deshacerse de éste para poder acortar un poco el lenguaje, y así poder comunicarse con más rapidez. Todos estuvieron de acuerdo en terminar todas las palabras en —áte, —éte, y —óte. "Con este último las nuevas generaciones pronunciarán automáticamente —úte", dijo uno de ellos; pero eso sí, debían tener cuidado de no cambiar el acento a las palabras porque si no se meterían en problemas. "Imagínense si le cambiamos el acento por ejemplo a la palabra 'petáctli' y se lo ponemos en la última sílaba —dijo otro de los ahí presentes—. Entonces nuestra nueva palabra sería 'petaté'. Ni mencionar si se lo ponemos en la antepenúltima sílaba —continuó—. Entonces sería 'pétate'. Así es que debemos tener mucho cuidado al haber decidido este asunto", concluyó.
Empezaron con unos carbones a hacer garabatos en un pedazo de papel que se habían hecho de un palo de amate que había por ahí, y este fue el resultado:
(A estos se les hizo un poquito más difícil porque pronunciaban por naturaleza una "c" antes de la "t"; sin embargo, después de todo, lo lograron.)
Ver también:
Nombres náhuatl no conocidos en El Salvador




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