Dioses creadores reptilianos sumerios
Dijo Anu a sus hijos anunnaki: "Creamos al hombre; lo haremos a nuestra imagen y semejanza".
El Edín era un laboratorio biológico donde los dioses llevaban a cabo los experimentos de creación. Primero cogieron una hembra del Homo erectus y le extrajeron un óvulo y lo fertilizaron con esperma de un joven astronauta —ángel caído o descendido del cielo—. Una vez fertilizado, lo volvieron a reimplantar en el útero de una hembra mono, pero con cada alumbramiento aparecían seres deformes: los bebés nacían recubiertos de pelo, salvajes, no sabían hablar, solo dormían y emitían sonidos guturales, y cuando eran adultos, no sabían obedecer órdenes ni sabían utilizar las herramientas para trabajar. Enki, preocupado, quizo detener el proyecto; estaba decepcionado con los resultados, y propuso experimentar introduciendo un óvulo de Homo erectus a una hembra anunnaki. Ninhursag fue la primera en ofrecerse para tal fin, asumiendo toda responsabilidad. Llevaron a cabo el procedimiento y les salió un varón superdotado, con un conocimiento idéntico a los dioses. O sea que habían creado otro dios; algo que no era el deseo de los anunnaki porque ellos necesitaban un esclavo. Por último, decidieron mezclar un esperma de ellos con arcilla —el experimento tenía que llevar parte de la tierra también—; esta vez el prototipo parece reunir todas las condiciones necesarias para convertirlo en un esclavo: no es peludo, no gruñe, y muestra destellos de razocinio. Es descrito como de cabellos negros, y piel de un rojo obscuro. Su semblante es más parecido al de los anunnaki que al mono. Los anunnaki, o hijos de Anu, prohibieron rotundamente que al humano que habían creado se le enseñara la sabiduría que solo ellos tenían, porque si no, se convertiría en un dios como ellos y dejaría de ser el esclavo que necesitaban para que desempeñara el papel de comandar a todas las bestias de la tierra, que era demasiado trabajo para ellos. Y bautizaron a este hombre "Adamu" = "aquel que como la arcilla de la tierra es".
Enlil-Yahvéh, que llevaba el mando sobre los demás dioses, prohibió rotundamente que a Adamu se le enseñara los secretos de procreación, y mucho menos el conocimiento de cómo llegar a tener una vida eterna como los dioses. "Si Enki les dice algo —dijo a la pareja de humanos—, ¡no le hagan caso!, ¡es un mentiroso!"
Cuando Enlil-Yahvéh se dio cuenta de lo sucedido, se enfureció de gran manera, porque ahora solo faltaba que el hombre aprendiera los secretos de la sabiduría de la Vida Eterna y viviera como ellos para siempre. Antes de que esto sucediera, Enlil-Yahvéh echó al hombre y a su compañera del Edín. El problema no fue que comió del fruto del conocimiento de amar y procrear, sino que llegara a comer del fruto del conocimiento de la Vida Eterna y llegara a ser uno como ellos.
Dejando a un lado a su hermanastro Enki, Enlil-Yahvéh, tomó posesión de la tierra también, además de ser el señor de la atmósfera y del trueno, y decidió que el hombre solo le obedeciera a él; le enseñó a que le ofreciera sacrificios solamente a él, y lo usó para llevar a cabo sus designios sanguinarios que es lo que le da la fuerza de su existir.
Similitud de los dioses reptilianos por todo el mundo
Hator, diosa egipcia; y una estatuilla de oro encontrada en la "Cueva de los Tayos", Ecuador.
Los sumerios adorando a Anu, un "dios volador" (en el actual Iraq).
Los Mayas adorando a Kukulcán, la "serpiente voladora o emplumada". en Palenque, México.
Obsérvense los dos símbolos de este dios sumerio.
Fruto del pino en el Vaticano (símbolo pagano).
Cesto o contenedor —sea lo que sea— de este astronauta reptiliano en esta figura de piedra de los olmecas, en México.
Egipto
MESOAMÉRICA
Mexicas
Coatlicue, diosa serpiente.
Vista de perfil.
Aztecas
Quetzalcóatl = "serpiente-ave", "serpiente voladora", "serpiente emplumada".
Olmecas
Mayas
Kukulcán
Incas
Viracocha
India
Naga
Japón
China
África
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